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Mitad y mitad, una responsabilidad compartida

22 Abr

Esto ya lo había leído en alguna parte. Lo llamo deja vú literario. Es una suerte de prestidigitación. Sucede a menudo con escritores de ciencia ficción cuyos alucines hemos visto cobrar vida e integrarse con normalidad a nuestros días.  El lector difícilmente advierte qué tan contundente es la clarividencia de los autores. Cerré Ácido Sulfúrico (ed. Anagrama 2005) creyéndome que había leído un texto de ciencia ficción sin logros extraordinarios. El peor de los libros de Nothomb que había leído. Ahora, sin embargo, quisiera tener a la mano la novela –que se encuentra en alguna caja, en Monterrey- para disfrutar la voz bautizadora de la autora. El límite inimaginable al que ha llegado la telebasura en Monterrey yo ya lo había “visitado”.

acidosulfuricoLa novela trata de un reality show francés que se llama “Concentración” y que  , básicamente, es un campo de concentración nazi con cámaras instaladas para trasmitir en vivo todos los ángulos del sufrimiento humano. Los participantes fueron “cazados” de las calles de París.  El programa ha llegado a conquistar el cien por ciento de la audiencia. ¡Es un éxito sin parangón! Y la final se acerca. Los parisinos han acompañado el exterminio de la mayor parte de los participantes. Una de estos, la protagonista, al ver su muerte tan cerca rompe “el guión” para dirigirse a una de las cámaras con un mensaje lleno de poder: “—Creen estar en una situación de superioridad porque nos ven y nosotros no les vemos a ustedes. Se equivocan, ¡les veo! …Veo a aquellos que nos miran estúpidamente, también veo a los que creen mirarnos inteligentemente, a los que dicen : Miro para ver hasta dónde pueden llegar los que se rebajan y que , al hacerlo , se rebajan todavía más que ellos…¡Van a verme morir sabiendo que les estoy viendo! “ (p.52). Aunque esta cita la encontré, no pude hallar en internet la exigencia que Pannonique dirige al teleauditorio. Les dice: apaguen ya. Salven nuestra vidas y apaguen.  Somos los rehenes del rating. Criticar el programa, hablar de él, darse golpes de pecho, organizar protestas en la calle, cualquier cosa que no sea apagar el televisor hace crecer al monstruo.

la-tedeteEsto ya lo había leído en alguna parte, dije cuando leí el comunicado de Multimedios en el que se disculpaba por haber violado a una vaca en vivo.  Luego vi cómo fue “cazada” la sexy vaguita para formar parte del elenco del mismo programa. Y por último, me entero de un accidente vehicular “montado” para presentar como verdadero en vivo y en el que, supuestamente, el protagonista del programa Mitad y Mitad sale gravemente lastimado.  Las fuerzas policiacas y ambulancias se movilizaron sin aparentemente saber que se trataba de una volcadura “de mentiras”. El actor publicó una fotografía en su cuenta de Twitter desde una cama de hospital para “probar” a su público que sí había sido cierto su accidente. Los productores del programa trataron de crecer la polémica.  Y es que la final del programa está muy cerca. Se puede romper el récord de rating de la casa.  El desafío es, entonces, capturar a la mayor audiencia posible, aunque se trate de “los indignados” que sólo lo verán para escandalizarse.   Pero todavía no hablo del deja vú literario que tuve.

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Mauricio Alatorre, productor de este y de otros programas como Noches de Futbol o Las Muñequitas, es, podríamos decir, la pieza clave del éxito comercial del canal.  Pero también por ello es una de las personas que recibe más cuestionamientos sobre la calidad de la programación. Mauricio recibe muchos insultos en sus redes sociales, pero también recibe cartas y se entera de opiniones cada vez más difíciles de ignorar. Hace algunas semanas, discutiendo en Facebook con varias personas escribió: “BOLA de HIPÓCRITAS dejen de hacerse los tontos y mejor no opinen de lo que SI ven”.  He aquí mi Deja Vú literario. El hombre pantalla rompió el hechizo para condenar moralmente a quienes critican la programación que no dejan de ver. Los llama hipócritas. Pannonique los llama estúpidos.  Sin conocer a Mauricio y advirtiendo que puedo estar muy equivocada,  leo en su comentario la misma exigencia de la condenada de Nothomb a ser ejecutada por el rating: apaguen ya.  Él también es un condenado. Hace algunos días escribió en su cuenta de Twitter: “Es mucho muy extraño!! Dicen q no nos ven y q fuchi y q wuácala d pollo. Rarísimo, en 3 días tengo casi 5 mil followers más”.  Alatorre está poniendo el dedo en la llaga. Podría tratarse de una torpe pataleta, por supuesto, pero, ¿y qué tal si Alatorre está denunciando algo? ¿qué tal si está tan desilusionado de las audiencias que ha decidido desafiarlas? No lo se. Los Deja vú siempre son así de nebulosos. No se tiene la certeza de estar repitiendo una vivencia. Quizá estoy equivocada.

También observo el otro escenario. Alatorre se ríe de mi porque con mi texto ¡pero qué bestia soy! estoy sumándole rating. Estoy haciendo crecer el rumor. Estoy participando de lo propio que critico.  Si así fuera no tendría nada qué agregar.

television-mierdaPero quizá se tenga la capacidad crítica para ver un poco más allá. Tal vez no se ha extraviado el switch que prende y apaga el show. Quizá valga la pena apuntar la diferencia entre repetidor y programador, entre actor y autor.  Hay que caminar algunos pasos hacia atrás para reconocer si lo que consideramos rebelde no es, en realidad, sumisión.  Tal vez así uno pueda reconocerse “productor” de la estupidez. Quizá no se quiera gastar la vida de rehén del rating. Quizá haya posibilidad de huir del Deja vú literario.

Entiendo que no se puede controlar la nave desde adentro. Por eso algunos de sus rehenes acusan de su situación a la sociedad. La programación televisiva representa el estado de ánimo de las sociedades, asegura Lauren Zalaznick, quien estudió la correlación entre ciertos estados de ánimo colectivos con la aparición y permanencia de programas. La tele tiene conciencia. Es un ente social. Es un espejo sin misericordia. Por ello es probable que la única forma de replantear su trayectoria sea que las audiencias aprendan a usar el control remoto como regulador moral del inconsciente colectivo.  Mientras aprendemos a usar “el hechizo” a nuestro favor, podemos abandonar el papel de cómplices de la estupidización de las masas apagando la tele.

Multimedios a juicio ¡Ya!

7 Jul

Se que criticar a un medio de comunicación es muy complejo porque necesariamente pagan justos por pecadores. Seguramente que en Multimedios trabajan personas decentes, éticas y hasta talentosas; también hay reporteros que se han atrevido a desobedecer y el Arquitecto Benavides muchas veces ha sabido vengar nuestra indignación y desamparo. Sin embargo, los medios de comunicación, todos, merecen ir hoy a juicio. Durante demasiados años han gozado de una prestigio inmerecido, producto de la magia de la televisión. Es tan fantástica la transmisión de imagen y sonido que me recuerda los mitos que en la prehistoria se desarrollaron alrededor de fenómenos inexplicables como el rayo, los eclipses, las tormentas y el sol. Eran dioses porque no había forma de entenderlos. Lo mismo ha pasado con la tele durante las últimas seis décadas, pero por desgracia, el maridaje del PRI-Gobierno con Televisa ha mantenido  cerrada la red electromagnética a competidores no asociados al gigantesco consorcio de la familia Azcárraga. La supuesta competencia que representaría TvAzteca en los noventas duró menos que el aleteo de una golondrina.Así que nos quedamos encerrados con una televisión oficial que se decía libre y democrática.

La cultura, no me refiero a la «alta cultura» que conocemos como arte, sino a la forma de pensar, de ser, a las aspiraciones y fobias colectivas, estuvo modelada por la televisión. El aparato electrodoméstico se ganó no sólo una habitación en las casas con más recursos, sino que su monólogo se volvió respetable. Dijera lo que dijera, la caja idiota se volvió una autoridad en la familia y luego en la sociedad.  Como lo comentaba un chico en una de las primeras protestas de los últimos meses contra Televisa, el mugrero que emana de la televisión ha contaminado nuestro País de forma dramática, desde el desierto de Sonora, hasta la selva lacandona, desde las casas más miserables de la periferia en Monterrey hasta las mansiones más ostentosas en Las Brisas, Acapulco. A todos los mexicanos se nos ha metido la basura que sale de la televisión. Por eso,  se puede explicar nuestra absurda manera de aguantar los saqueos, las deforestaciones, las imposturas y un largo etcétera, cualquier otro pueblo con un poco más de imaginación, con recursos emocionales despiertos, con cultura política, ya habría resuelto la crisis democrática desde hace tiempo. Pero aquí Televisa neutraliza nuestras indignaciones con programas basura en donde la corruptora de menores Gloria Trevi presenta a chiquitos de seis años cantando o bailando.

En el caso de Nuevo León, MultimediosTV es la televisora de mayor raiting en el estado. Aprendió bien de su mentora Televisa. El pueblo regiomontano está tan domesticado en parte por programas como Las Muñequitas, que ha entretenido desde hace casi veinte años a los niños y a las niñas. Un programa que yo jamás dejaría ver a mis hijos sólo por la doble moral evidente de tratar a los niños como tontos y de irlos preparando para soportar imágenes vulgares y grotescas.  Está también el caso de Roberto Hernández Jr, co autor de la pérdida de la reserva natural La Pastora, sacrificada para construir el nuevo estadio de Los Rayados y el caso de Las Noches de Futbol, conducido por Chavana que aliena a sus televidentes con entretenimiento chatarra muy fácil de digerir para intelectos aflojados.  Muchas de las ex-muñequitas terminaron en Acábatelo, programa conducido por Mario Bezáres. Fue difícil elegir entre los programas que están en YouTube. Estuve por poner los largos anuncios que le hacen a Soriana, anunciando sus ofertas, pero elegí este que evidencia mucho mejor cuán grotesco y estúpida puede ser la oferta cultural en Carta Blanca City.

El día de hoy, luego de los escándalos de la patética participación del Grupo Soriana en la orquesta que impuso el triunfo del PRI en la Presidencia de México, el noticiero del mediodía de Multimedios, conducido por María Julia La Fuente, que a veces funge como secretaria de comunicación social del gobierno del estado y a veces como su peor detractora -usted juzgue de qué dependerá-, se transmitió desde una tienda Soriana. Así, enmedio del pasillo del pan y la tortilla, los conductores muy coquetos se pudieron a darnos las noticias y a levantar la imagen de Soriana. Esto constituye para mi una traición a la patria.

Los medios de comunicación deben elegir hoy si quieren sobrevivir en el futuro o no.  Cada vez es más difícil mentir o jugar a limpiar la imagen de una tienda que sirivió de lavadora de votos al gran fraude electoral vendiendo «tarjetas del aprecio» a los promotores del voto del PRI. La verdad está escapando de sus sets, de sus estudios, de sus salas de redacción. Su destrucción ha comenzado. Sólo los medios de comunicación que estén informando a la ciudadanía del siglo XXI  podrán sobrevivir. En el futuro, los jóvenes de hoy enseñarán a sus hijos a apagar la televisión y a llamarles traidores a quienes hoy venden sus espacios de información como propaganda a los criminales enquistados en el poder.

La reinvención deseada

23 May

Sobre la Marcha contra la Manipulación Mediática en Monterrey

Cuando más sentimental me pongo creo que, si existe, la democracia son instantes que atesoramos en vida y que nos hacen sentir orgullosos integrantes de una comunidad.  Paradójicamente, la democracia no habita en los edificios que le hemos construido, sino que aparece en gratísimos momentos sociales en los que sentimos estar conectados, como un organismo vibrante. En los últimos años en Monterrey, he experimentado muchos más “momentos democráticos” de los que cualquier regiomontana conectada a la televisión podría siquiera imaginar. Soy, digamos, un escándalo en esta sociedad aterrorizada porque, a diferencia de muchos, atesoro evidencia de una transformación cultural y sin retorno.  Esta postal que hoy comparto es del sábado 19 de Mayo, la tarde de la primera protesta 2.0 en Monterrey, cuando gritamos a una sola voz: “¡No tenemos miedo, tenemos memoria!”; “La televisión oculta información!”; “¡Despierta Monterrey!”; “¡Ni un voto al PRI!”.

Fui a la Marcha porque quiero formar parte de la generación de ciudadanos que está tratando de impedir la imposición del PRI por la vía del derroche de recursos públicos, la manipulación mediática y, lo sospecho,  el patrocinio de corporaciones ligadas al crimen organizado. Salimos a denunciarlo públicamente porque no hay autoridad que medie. El IFE ha demostrado tener sólo la capacidad para organizar los comicios pero es incapaz de poner orden en las campañas. Quién entonces sino nosotros para denunciar la burla a los topes de campaña, la credencialización con beneficios, la coacción del voto, la cargada de Televisa, Milenio y TvAzteca, los acarreos, el deplorable nivel de las campañas, las encuestas amañadas.

Salimos a las calles a exigir que la televisión saque las manos del proceso electoral. Su deliberado engaño y su altanería provocaron este movimiento. Sucede con muchos movimientos sociales que en su deseo de caer simpáticos a los medios pierden verosimilitud y criticidad, pero esta protesta nació distinta. No tememos molestar a Televisa, tememos a su frivolidad y codicia.  Esta fue una manifestación de independencia informativa. Nos hemos independizado de la tele. Fuimos un contingente inédito que se quejaba del cerco informativo impuesto, generando su propio contenido. Nada más coherente que gritar “¡la televisión oculta información!” con la cámara grabando. Somos nuestro propio medio de información.

Fuimos también el primer contingente de “amigos de FaceBook” que salió de casa para protestar en una plaza pública.  Para la mayoría de los participantes de la Marcha, la próxima será su primera elección presidencial, tal como seguramente fue su primer protesta. La ambigua convocatoria salida de “redes sociales”, así como la ausencia de activistas con trayectoria en la Ciudad, generó una suerte de orfandad que a la postre se convirtió en una sensación de mucha libertad, una declaración de mutua confianza y una muy agradable autorregulación. Todos nos cuidábamos y nos vigilábamos unos a otros, como un pueblo cuya autoridad es su propia suma de voluntades. Cada participante asistió decidido a llenar de motivos y de significados su Marcha.  Creo que éramos un contingente de buenas personas porque supimos confiar en el otro. “Dar por sentada la inteligencia mutua es creer en la amistad”, escribió Santayana, en Tres poetas filósofos.

Pasamos de la resignación pasiva a la indignación competente.  No se trata de sacar de nuevo los palos y las piedras, se trata de exhibir la descomposición, de compartir información, de alertar con fundamentos. Mientras este movimiento se mantenga horizontal, pacífico, creativo e informado seguiré creyendo que la reinvención mexicana, que no saldrá en la televisión, ha comenzado.

Adendum: No deseo dar dobles mensajes: yo ya no creo que de la punta de la pirámide depende mayor cosa. Un día desperté del sueño de la representación. Nadie me va a representar mejor que yo misma. Nadie te va a representar a ti mejor que tú mismx.  La estructura de representación es un cuento  para ingenuos y para quienes quieren seguir endilgando responsabilidades a Dios y a los santos por la vida que tenemos. La representación “democrática” engendra gobiernos de impostores que deciden de acuerdo a sus intereses o a los intereses privados que representan. Aunque ha demostrado su fracaso, la representación cuenta con demasiada publicidad para legitimarse.  Si participé en esta marcha que además de exigir ética en la información se manifestó  anti#PRI no es porque crea que el PAN o el PRD, o cualquiera de las otras pequeñas mafias sea mucho mejor. Creo que todavía no hay partido que se compare con la putrefacción acumulada de los años que tiene el PRI, pero esto es sólo cuestión de edad y de poder acumulado. No hay un solo partido que merezca mi confianza, por eso votaré bajo protesta el 1 de Julio pues ninguno merece las prerrogativas que con mi voto obtendrán. Votaré por Andrés Manuel López Obrador, porque es el líder de un movimiento social que ha superado los linderos morales de los partidos políticos que lo representan. Pero no tengo mayor ilusión en un “cambio de jinete” si no sucede a la par, antes o después, una renovación cultural. Por eso, si alguna revolución está comenzando, es la revolución cultural del velo caído.  Una vez que advirtamos la artificialidad del sistema que hoy nos gobierna, caeremos en cuenta de las posibilidades reales de reinventarlo.

ximenaperedo@gmail.com

Lo vi en la tele y en la TvyNovelas

9 Abr

                                                                                                                                                                “Nuestra felicidad personal, no es tan personal como parece”,

José Antonio Marina, Crónicas de la Ultramodernidad

Todos tenemos una sociedad imaginada. Sin ser concientes le construimos la imagen que nos conviene.  Durante años, quise creer que vivía en una sociedad estilo Carta Blanca City, en donde la gente es buena y trabajadora. Una sociedad inocente y fiel a sus creencias pero que, sin embargo, no parecía tener pasado.  “Las creencias son ideas que vivimos, a veces sin percatarnos de lo que hacemos porque las confundimos con la textura misma de la realidad. Estamos en ellas. Son el aire ideológico que respiramos: no lo vemos, no lo olemos, no lo tocamos, pero mantiene continuamente nuestro metabolismo vital” (Marina: 36)

Según yo, lo que hacía falta para mejorar nuestra calidad de vida, era comunicarse con ese regiomontano.

Pero ese regiomontano no existe, lo supe por la televisión local. Somos una masa manipulada en sus hábitos de consumo. Creemos que así somos, que son nuestros gustos, porque no advertimos la avalancha de publicidad que nos arrastra. “Si no estamos alerta acabaremos actuando de acuerdo con lo que se ha decidido no sé dónde, creyendo que estamos siendo auténticamente libres” (Marina: 37) y locos, agregaría yo. Es común entre los analistas, académicos y activistas pasar de largo frente a la tele local y anunciar con tono puritano: yo nunca veo tele local. Por ello somos incapaces de comunicarnos con la masa de consumidores. Le hablamos a una ciudadanía que no existe. “La dificultad para seguir hablando en nombre de lo popular ha llevado, más que a un cuestionamiento radical del discurso y de las políticas de representación, a sustituir ese término por el de sociedad civil» (García Canclini: 7)

En la televisión local se dictan pautas culturales que caracterizan al regiomontano como una persona afectada en sus emociones: caprichosa, violenta y competitiva; un ser orgulloso de su fijación con el futbol. Podemos desgastarnos pregonando nuestra “veldá”, pero llegarán los conductores de la tele, o los directores técnicos de los equipos de futbol locales y barrerán nuestras palabras. Antes he dicho muchas veces que apaguemos la tele, ahora recomiendo que la encendamos para ver de qué tamaño es nuestro atraso cultural.

Ya entrada en la gran desilusión social, ayer compré la última edición de TvyNovelas. No puedo decir que la leí porque más bien es una revista para ojear, pero pasé todas y cada una de sus hojas con el morbo y el horror custodiándome. Esta revista y otras del mismo corte son las formadoras sentimentales de la mexicana, del mexicano promedio. “Lo que pensamos sobre el amor, la furia, la tristeza o el conflicto, las ideas que tenemos acerca de lo que es un comportamiento cálido o frío, lo que sentimos sobre la expresión emocional, las expectativas sentimentales, determinan gran parte de nuestro comportamiento y de nuestro estado afectivo. Si esto se confirma tendremos en la educación de esas ideas y sentimientos un eficaz método para evitar desdichas” (Marina:70)

El hecho de que existan fenómenos como Fernando Larrazabal, Rodrigo Medina, Ivonne Álvarez, entre otros, nos habla más de un problema cultural que de un atraso exclusivo de la política. “… todos coinciden en acusar al Estado de las desdichas sociales y suponen que la situación mejoraría si éste cediera iniciativas y poder a la sociedad civil. Pero como cada uno entiende algo distinto por este nombre, esa entidad amorfa aparece como una típica comunidad imaginada” (García Canclini: 8) El 99 por ciento de la población que sostiene este sistema está siendo programado en sus motivaciones y frustraciones. “Hombres y mujeres perciben que muchas de las preguntas propias de los ciudadanos —a dónde pertenezco y qué derechos me da, cómo puedo informarme, quién representa mis intereses— se contestan más en el consumo privado de bienes y de los medios masivos que en las reglas abstractas de la democracia o en la participación colectiva en espacios públicos” (García Canclini:1). Creo que esto cada vez se hace más evidente, por ello espero que pronto tengamos en Nuevo León un esfuerzo independiente de monitoreo de mensajes culturales emitidos desde la prensa, la radio, el internet  y la televisión. Como lo menciona el antropólogo Néstor García Canclini, el estudio del consumo nos acerca a comprender la diversificación de gustos, “una de las bases estéticas que justifican la concepción democrática de la ciudadanía”.

Referencias:

Marina, José Antonio; Crónicas de la ultramodernidad; Anagrama; Barcelona, 2004.

García Canclini, Néstor: Consumidores y Ciudadanos; Grijalvo; México, 1995.

Se encuentra disponible en: http://es.scribd.com/doc/23787850/Garcia-Canclini-Nestor-Consumidores-y-ciudadanos

VIDEOS:

«Este es el Norte» (sin descripción disponible)

«La Cultura como Negocio», Producciones Delirio, de Gustavo Cantú, 2012.

«Tv is a Drug»,  bfultonmedia.com